La provincia de Salamanca cuenta con un total de 19
entidades locales menores o pedanías que suman 2.578 habitantes. No tienen
categoría de municipio, pero celebran elecciones independientes para elegir a
su alcalde pedáneo. A su vez dependen de una localidad que es la que le da los
servicios básicos como la sanidad o la educación.
Para que una entidad local menor deje de serlo se
tienen que dar dos circunstancias: primero que consiga tener más de 1.000
habitantes y segundo que quiera hacerlo. En el caso de Salamanca solo una
pedanía estaría cerca de dejar de serlo, y esa es Aldeaseca de Armuña,
dependiente de Villares de la Reina y que cuenta con 912 habitantes. Sin
embargo, es una opción voluntaria que tienen que decidir los vecinos.
Funcionamiento
El funcionamiento de las entidades locales menores
es muy sencillo. Cuando llegan las elecciones se colocan dos urnas, una para la
elección del alcalde pedáneo y otra para votar al máximo representante del
ayuntamiento del que dependen. En la entidad local menor se suelen presentar
dos candidatos, uno del partido que gobierne en el municipio del que dependen,
y otro del grupo más votado en comicios anteriores –aunque también puede haber
más candidatos-. Eso explica que no siempre el alcalde pedáneo tiene que ser
del mismo partido que el alcalde del municipio del que dependen.
Tras las elecciones se establece la Junta Vecinal
formada por el alcalde pedáneo y sus concejales, que a efectos es como una
Corporación municipal. A partir de ahí normalmente se establece un convenio entre
el municipio y la pedanía para establecer las competencias, que pueden ser de
toda índole menos de urbanismo.
Impuestos
Las entidades locales menores pueden acordar con la
localidad de la que dependen el cobro de determinados impuestos como el IBI, o
establecer otros especiales, pero lo más habitual es que el municipio destine
una partida en los presupuestos para la pedanía.
Sin embargo, lo que no tienen las entidades locales
menores son servicios como la Sanidad o la Educación, y se limitan en la
mayoría de los casos a servicios como el alcantarillado, la basura o el agua.
Ayuntamiento como tal solo hay uno, el del municipio,
y por ello para las ayudas, como por ejemplo los Planes Provinciales de la
Diputación, tienen que gestionarlas a través de la localidad de la que
dependen. “Es importante que haya buena relación entre el municipio y la
entidad local menor, aunque sea de distinto signo político”.
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Además, en la mayoría de los casos el alcalde
pedáneo se incluye como concejal en la Corporación municipal para que pueda
participar así también en la toma de decisiones.
Listado de entidades locales menores en
Entresierras.
- Campillo de Salvatierra (Guijuelo): 339
habitantes.
- Navagallega (Membribe de la Sierra): 72
habitantes.
- Santa María de los Llanos (Santibáñez de la Sierra): 23 habitantes.
- Santa María de los Llanos (Santibáñez de la Sierra): 23 habitantes.
Entidades locales menores en la provincia de
Salamanca.
- Águeda del Caudillo (Ciudad Rodrigo): 116
habitantes
- Aldeaseca de Armuña (Villares de la Reina): 912
habitantes.
- Bercimuelle (Puente del Congosto): 79 habitantes.
- Boadilla (La Fuente de San Esteban): 190
habitantes.
- Bocacara (Ciudad Rodrigo): 172 habitantes.
- Cespedosa de Agadones (Herguijuela de Ciudad
Rodrigo): 47 habitantes.
- Fuentebuena (Béjar): 50 habitantes.
- Galleguillos (Gajates): 50 habitantes.
- Guadapero (Serradilla del Arroyo): 111
habitantes.
- Herrezuelo (Anaya de Alba): 40 habitantes.
- La Lurda (Garcihernández): 50 habitantes.
- Mozodiel de Sanchíñigo (Castellanos de
Villiquera): 36 habitantes.
- Turra de Alba (Pedrosillo de Alba): 19
habitantes.
- Valdesangil (Béjar): 165 habitantes.
- Villanueva de los Pavones (La Orbada): 87
habitantes.
- Villarejo (Zamarra): 20 habitantes.
En los tiempos que corren,
a viernes de recorte semanal, es evidente que, tal como viene ocurriendo desde
los inicios de la crisis, el mundo rural se ha convertido en el primer objetivo
de los ajustes. Esgrimen, argumento cabal donde los haya, que no se puede “malgastar”
partidas presupuestarias allí donde menos falta hacen. Es tan solo una
consecuencia numérica de la despoblación. Pero habría que aclarar, pues no
parece que el concepto esté claro en las mentes públicas de este país, que si
los territorios rurales están deshabitados es precisamente por eso, por falta
de inversión, y que ahora no se puede esgrimir el mismo argumento para aplicar
la tijera en aquellos lugares que ya, históricamente, la vienen sufriendo sin
descanso. Imaginemos, por el puro placer de ejemplificar, que prohibimos a un
hijo andar en bicicleta y para ello le escondemos la bici en el sobrado; un
tiempo después, al bajar el vehículo de la azotea se lo devolvemos al niño con
las ruedas deshinchadas y los frenos oxidados. Por supuesto, dada la situación,
le volvemos a prohibir que la use. Precarizar sobre lo que ya era precario por
nuestra dejadez.
En estos días está en
auge, por lo que tiene de pendenciero el asunto, la crítica situación de la
sanidad en el medio rural. Se alega, a rastrojo y mies (por no decir a rastrero
y bies), que si se ha de recortar sanitariamente mejor será hacerlo allá donde
vive menos gente. Si la culpa de que allí viva menos gente es de los pensantes
que blanden la tijera sin escrúpulos, eso es como la educación: secundaria pero
obligatoria. Mientras tanto, se pone en tela de juicio las mancomunidades, las
entidades menores y hasta la vacuna contra la protesta. Y llegará el día, si no
ha llegado ya, en que los habitantes de “pueblos pequeños” nos veamos regidos
por corbatas acogotadas a gaznates que, desde un despacho de Madrid, entienden
el medio rural como un espacio lúdico a lo Port Aventura. El único interés, si
lo hubiere, sería tener dispuesto el territorio para alguna partida de caza. Un
coto privado que ni siquiera pertenece a los desgraciados que lo habitan.
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